El fenómeno del cannabis medicinal que revoluciona la economía jujeña
La empresa estatal Cannava da trabajo a más de 200 personas, y cuenta con certificaciones nacionales e internacionales.
“Somos una sociedad estatal del Gobierno de la provincia de Jujuy, dedicada a la producción pública de derivados medicinales de cannabis de grado farmacéutico con el propósito de mejorar la calidad de vida de las personas, cumpliendo con los estándares de calidad y trazabilidad vigentes tanto a nivel nacional como internacional”.
Así se presenta en sociedad Cannava, una empresa enclavada en plena selva jujeña y que cumple el rol de proveer cannabis medicinal de primer nivel para quienes lo necesitan, y que ayudó a diversificar la matriz productiva de la provincia y generar un nuevo polo productivo de una actividad poco frecuente, pero que sin embargo tiene una creciente demanda internacional.
En el año 2018 la provincia dio el puntapié inicial a la actividad con un decreto del gobernador Gerardo Morales, que estableció el programa que lanzó la producción local de derivados medicinales del cannabis de grado farmacéutico.
Los números del fenómeno sorprenden: 200 personas trabajando en una empresa que tuvo una inversión de 25 millones de dólares y logró homologar su producto a nivel nacional e internacional.
Es la única planta argentina de este tipo, ubicada en la finca llamada El Pongo y que cuenta con unas 35 hectáreas de cultivo, en un proceso que llevó múltiples autorizaciones y que cuenta con el aval del Anmat, el organismo regulador de alimentos y medicamentos del país.
El proceso comienza con el cultivo y las condiciones para que la planta desarrolle todo su potencial, cuidando factores como el agua, iluminación, calidad del aire y control de plagas.
Luego viene la etapa del post cultivo, para lo cual se desarrolló un complejo de biotecnología que integra varios establecimientos.
El proceso post cosecha se lleva a cabo en 4.200 metros cuadrados divididos en dos naves: una de depósito y otra de procesamiento. Este edificio dispone de equipos que permiten procesar hasta 80 toneladas de material vegetal por año.
Esta etapa contempla la preparación del material que surge de la planta, su despalillado, secado, envasado y empaquetado.
Luego viene la etapa denominada “farmacéutica o de laboratorio”, que permite lograr derivados medicinales de cannabis seguros y de calidad.
Para esto fue construida una planta farmacéutica industrial de 600 m2, dedicada al procesamiento farmo-químico del cannabis y la elaboración de productos medicinales de grado farmacéutico.
Las instalaciones cuentan con equipamiento con capacidad para procesar de 35 a 45 kilogramos de cannabis por hora, y luego convertirlo en el producto final.
El complejo cuenta con equipamiento importado de los principales centros internacionales para llevar a cabo los procesos de extracción, destilación, cromatografía, producción del denominado IFA líquido y sólido, formulación farmacéutica, envasado y etiquetado de productos terminados, además de un importante depósito.
La planta sorprende: invernaderos de casi 30 metros de ancho que pueden albergar más de 5.000 plantas, cuidadas por luces led milimétricas, y que pueden generar doce toneladas anuales.
Un impresionante sistema de riego por goteo a través de tuberías lleva el agua necesaria a la zona de cultivo, con una capacidad de expansión de la superficie cultivada que tiene un potencial de más de 200 hectáreas.
Este año se plantaron más del 100 plantas de cannabis, en una zona aislada de otros cultivos, lejos de agroquímicos.
La empresa ya tiene certificaciones a nivel nacional y algunas internacionales, aunque lanzó una campaña para obtener más certificaciones globales, como por ejemplo en Europa, para poder ganar más mercados con su producto.
El modelo se completa con la construcción en marcha de un parque solar para abastecer la empresa de energía y hacerla más sustentable, además de abaratar costos.
Además de la producción, la empresa pretende ser un nodo de investigación a nivel continental, y por eso convoca a especialistas a presentar proyectos de innovación para el futuro de esta industria: en noviembre pasado recibieron más de 100 iniciativas al respecto.
El objetivo es ampliar la paleta de productos derivados del cannabis, más allá del aceite medicinal, hacia productos que tienen demanda global como suplementos nutricionales, bebidas, y comestibles.