Impulsan un proyecto para detener el tráfico ilícito de meteoritos en Argentina
La iniciativa -que será presentada próximamente en el Congreso Nacional- busca promover la preservación patrimonial de la franja de 200 kilómetros conocida como Campo del Cielo y localizada en la frontera entre Chaco y Santiago del Estero donde se encuentran meteoritos dispersos desde hace 4.000 años.
Los meteoritos dispersos como lluvia hace 4.000 años en la franja de 200 kilómetros conocida como Campo del Cielo y localizada en la frontera entre Chaco y Santiago del Estero, conforman el eje de un proyecto de ley que con el objetivo de impulsar su preservación patrimonial, será presentado próximamente en el Congreso Nacional.
La iniciativa busca convertirse “en una herramienta efectiva y de alcance nacional para proteger a los meteoritos del tráfico ilícito”, según destaca la secretaria de Patrimonio Cultural, Valeria González.
Como continuidad de la jornada “Los patrimonios son políticos. Entre cosmovisiones, ciencia, arte y ecología”, realizada a a finales de noviembre en la ciudad de Resistencia, la secretaria de Patrimonio Cultural había adelantado a Télam que el objetivo para 2022 “es no solo lograr la declaración de Campo del Cielo como patrimonio nacional, sino también avanzar en conjunto con diversos referentes de las provincias de Chaco, Santiago del Estero, San Juan entre otras provincias, hacia un proyecto de ley nacional que nos brinde herramientas efectivas para combatir el tráfico ilícito de meteoritos”.
Esta propuesta de ley consensuada que se acompaña con su respectiva reglamentación es una iniciativa incentivada por el Ministerio de Cultura y llevada a cabo por las provincias de Chaco y Santiago del Estero”, indica González, en referencia a la tarea realizada por un comité de expertos de diferentes áreas durante tres meses de investigación, aportes y debates.
Se trata de un proyecto que aglutina la problemática de preservación de los meteoritos impulsado desde ese espacio fronterizo entre Chaco y Santiago del Estero, que tiene las huellas del impacto producto de la explosión de un cuerpo celeste con sus cráteres y donde aún se impulsa la búsqueda de más fragmentos al día de hoy. A su vez, este evento se inscribió en la memoria y mitos fundacionales del pueblo moqoit, qom y wichi cuando el “monte se incendió”, tal como lo describen.
La Reserva natural y cultural Pigüen N’Onaxá o “Campo del Cielo, espacio sagrado para los moqoit donde realizan sus ceremonias ancestrales, es un museo a cielo abierto de meteoritos situado a 350 kilómetros de Resistencia, en el municipio de Gancedo. Allí se conservan, estudian y exponen estos fragmentos con alta composición de hierro como “El Chaco” desenterrado un 8 de julio de 1980, de 37.000 kilogramos, y el segundo más grande del mundo, después de uno hallado en Namibia (Africa).
La curiosidad sobre los meteoritos tiene sus primeros indicios en las crónicas coloniales y luego en el siglo pasado con los descubrimientos de los cráteres. En las últimas décadas, ese interés se evidenció en el incremento del tráfico ilícito.
El proyecto de ley de preservación patrimonial de los meteoritos que se presentará próximamente fue redactado por un comité compuesto por más de 20 representantes de distintas instituciones a nivel nacional y provincial que comprende las entidades de patrimonio y cultura de Chaco y Santiago del Estero y de Nación, la Dirección General de Aduanas y otros espacios científicos relacionados.
Mario Vesconi, experto en geofísica y presidente de la Asociación de Astronomía del Chaco (Acha); Alejandro Yocca, director de Patrimonio Cultural de Santiago del Estero y Andrea Achari, asesora legal de la Fiscalía de la provincia; la geóloga Silvia Ametrano por parte del Museo de La Plata y Francisco Tete Romero, presidente del Instituto de Cultura del Chaco, son algunos de los que participaron en la redacción.
“La presentación en el Congreso es inminente. Tenemos la expectativa de que este proyecto pueda hacer su recorrido por los recintos correspondientes antes de que cierre el año legislativo -señala González-. Esta ley aporta una herramienta efectiva y de alcance nacional para proteger a los meteoritos del tráfico ilícito, que hasta ahora, en el caso de Campo del Cielo, por ejemplo, sólo contaban con protección legal a escala provincial”.
La secretaria de Patrimonio Cultural sostiene que Chaco y Santiago del Estero tienen leyes provinciales de protección y regulación de circulación de meteoritos, siendo pioneras en la materia, pero “por más eficientes que sean las legislaciones provinciales, es necesaria una ley de alcance federal para poder hacer eficiente la protección”. De otro modo, estos bienes tienen resguardo sólo en los territorios provinciales, pero una vez que salen de allí quedan expuestos nuevamente al tráfico”. A su vez destaca la inexistencia de “registros de meteoritos en el Dominio Público Nacional ni normativas que impidan la exportación”.
González considera además que el proyecto de ley “aportará al reconocimiento cada vez mayor del valor singular que revisten estos cuerpos celestes”, y esto es algo que se articula con “la declaratoria del Campo del Cielo como patrimonio nacional”, también impulsada desde el año pasado, aunque ello sea más complejo en su abordaje.
“Se trata de iniciativas muy significativas en dos planos fundamentales, primero porque implican la participación activa de comunidades originarias (el pueblo moqoit en el caso de Campo del Cielo), y luego por el rol virtuoso del Estado Nacional como estímulo a los lazos cooperativos entre provincias hermanas”, destaca la funcionaria.
La secretaria de Patrimonio Nacional plantea que “la protección y tutela del patrimonio meteorítico son facultades concurrentes del Estado Nacional, y de las provincias y la Ciudad de Buenos Aires”, jurisdicciones que deberán adoptar medidas para su protección, registro, conservación, así como mecanismos para restituir aquellos producto del tráfico ilícito. Y en tanto dominio público, aquellos que posean meteoritos, previamente a la ley, tendrán que registrarlos.
Y también contempla la “facultad de establecer mecanismos necesarios para asegurar la consulta a los pueblos originarios que reconozcan en su cosmovisión y prácticas culturales elementos que refieran a los fragmentos de meteoritos y otros cuerpos celestes”.
Según González, “a partir de la sanción de la ley y la promulgación del decreto reglamentario, toda exportación de meteoritos carente de esta autorización se considerará ilegal y pasible de las sanciones también previstas en la ley”, aunque “se establecen también las competencias y regulaciones para otorgar concesiones y autorizar prospecciones así como las condiciones de préstamo de meteoritos con fines de investigación y estudio”.
“Campo del Cielo no tardó en manifestarse como un potencial excepcional para propiciar políticas patrimoniales menos conservadoras, más inclusivas y federales. Se trata de un patrimonio que exige la cooperación provincial, la participación de comunidades originarias, la convergencia de perspectivas científicas y culturales diversas, y que vuelve problemáticas las fronteras entre los valores material, inmaterial, cultural y natural”, indica.
Sobre la presencia de los pueblos originarios en este marco legal, el proceso de trabajo comenzó con una consulta libre, previa e informada al pueblo moqoit. “Se hizo una convocatoria y se compartió una jornada de trabajo con referentes y miembros de la comunidad, que se sienten interpelados por este patrimonio que tiene gran relevancia para su cultura”, dice.
“Será un hecho bastante inédito en la historia de las Declaratorias Patrimoniales Nacionales que la memoria de relatos y cosmovisiones conservadas por los pueblos originarios sea incluida como fundamento relevante del valor excepcional del campo meteorítico”, manifiesta González.
“Por otro lado, no podemos dejar de señalar que los verdaderos custodios del patrimonio son siempre los pobladores locales. En consecuencia, en esta serie de herramientas legales que se promueven conjuntamente, la participación del pueblo moqoit es garantía fundamental en el cuidado de estos bienes comunes”, concluye.