La obra más famosa del mundo fue atacada en el Museo del Louvre por un hombre disfrazado que se trasladaba en silla de ruedas. Los detalles


La Gioconda, el cuadro más famoso del mundo, ha vuelto a sufrir un ataque. No ha sido el primero, y seguro no será el último hacia una pintura a la que para acceder a darle un vistazo de unos pocos segundos hay que realizar unas tres horas de filas dentro del Museo de Louvre.

Esta vez, un visitante le arrojó algún tipo de pastel, pero no sufrió daños ya que posee un cristal protector. Si bien aún no hay un informe oficial sobre el ataque, comentarios en redes sociales aseguran que un hombre en silla de ruedas, durante el recorrido turístico, se paró y le lanzó lo que parecería ser algún tipo de producto de pastelería.

De acuerdo a descripciones y tal como se puede ver en el video, el joven abandonó la silla de ruedas y primero habría intentando romper el vidrio a prueba de balas para luego untar pastel en el cristal.

Las autoridades policiales del museo actuaron rápidamente arrestando a la persona y de un video filtrado en redes sociales, en la que se ve al atacante gritando, se asume que estuvo motivado para lanzar un mensaje ecologista.

La Gioconda tras el ataque

“Piensen en la tierra, hay gente que está destruyendo la tierra. Todos los artistas piensen en la tierra. Por eso hice eso”, grita ante los visitantes incrédulos.

Los cristales en las obras de arte del Louvre comenzaron a aplicarse en 1907, luego de que una mujer acuchilló un lienzo de Ingres en nombre del anarquismo. Así, desde entonces, las grandes piezas del espacio parisino son protegidos por “vidrios de diamante” de la casa Saint-Gobain, la misma que desarrolló los cristales de la famosa pirámide inaugurada en 1988.

Sin embargo, la protección del famoso cuadro de Leonardo Da Vinci, también conocido como Mona Lisa es más bien reciente y en el pasado la obra de arte más cara del mundo -su cotización estimada ronda los USD 2.5 billones-ha sufrido varios ataques.

Sin dudas, La Gioconda debe su fama no tanto a su composición pictórica, porque incluso Leonardo ha realizado retratos superiores como La dama y el armiño, sino a la publicidad que alcanzó cuando el 21 de agosto de 1911, un hombre llamado Vicenzo Peruggia la robó del Louvre.

Durante los dos años que desapareció, la obra salió un sinfin de veces en los principales medios del mundo, los periódiscos recibieron ofrecieron recompensas y recibieron miles de cartas con supuestos sospechosos. Incluso, se llegó a arrestrar a Pablo Picasso por el robo.

La cuestión es que Peruggia cayó cuando quizo vender la obra en Florencia y el regreso de la pintura fue todo un acontecimiento. Durante su ausencia, los visitantes inundaron los pasillos del Louvre para ver el hueco que había dejado la pintura.

Desde 2005, se encuentra alojada en el Salón de los Estados, donde tiene una pared para ella sola, junto otras pinturas venecianas notables como Las bodas de Caná de Veronese, separada del público por estrictos protocolos de seguridad, por lo que nadie nota el medio millón de craquelures, pequeñas grietas, que surcan la pintura. Llegó allí tras haber pasado por la Sala Rosa y la sobrecargada Sala Carré, donde estuvo ausente durante dos años tras ser robada por Peruggia.

En otros de los atentados, en 1956, un hombre lanzó ácido al cuadro dañando la parte inferior del mismo y a finales de ese mismo año, un pintor procedente de Bolivia, llamado Ugo Ungaza Villegas, tiró una piedra contra el óleo, lo que también provocó un ligero daño.

En el ‘74, en un viaje al Museo Nacional de Tokio, una mujer le arrojó pintura roja, como protesta por la ausencia de accesos al museo para personas discapacitadas, y en 2009, una mujer rusa, enfurecida por la denegación de su solicitud de ciudadanía francesa, le arrojó una taza de cerámica comprada en la tienda del Louvre.

Hace no mucho tiempo, otra noticias sobre la Mona Lisa conmocionó al mundo del arte. Investigaciones científicas en el área de la paleontología confirmaron la teoría de la investigadora italiana Carla Gori, quien sostiene que la mujer que ofició de modelo sería Bianca Giovanna Sforza, esposa de Galeazzo Sanseverino, mecenas y amigo de Leonardo, y primogénita de Ludovico il Moro, duque de Milán y señor de Bobbio.

Visitantes ataviados con mascarillas esperan para ver "La Gioconda", del artista italiano Leonardo Da Vinci

Los nuevos estudios señalaron que la ciudad italiana de Bobbio ubicada en la provincia de Piacenza, es el paisaje pintado detrás de la Mona Lisa, en su vista desde el castillo Malaspina Dal-Verme, un lugar conocido por Leonardo (1452-1519).

Para Gori, que hace treinta años estudia al pintor, inventor, ingeniero y científico, la vista es desde el Castillo Malaspina Dal Verme, con lo cual revierte la idea acerca de que la modelo haya sido Lisa Gherardini (de allí Mona Lisa), esposa de Francesco del Giocondo en la Toscana.