Además, no se descartan que haya más víctimas fatales porque hay muchas personas que quedaron atrapadas en sus viviendas. “La situación es devastadora”, dijo el alcalde de Suzu, Masuhiro Izumiya.


El pasado lunes 1 de enero, un sismo de hasta 7,6 de escala de Richter sacudió el centro de Japón, provocando, hasta el momento, 50 personas fallecidas. Tras el temblor, se produjeron marejadas con olas de 1,2 metros, pero ya se anunció el fin de todas las alertas de tsunami.

A su vez, el balance de víctimas fatales puede subir porque hay muchas personas atrapadas, consignó la agencia AFP. Los terremotos se produjeron en la península de Noto, en la prefectura de Ishikawa, hacia las 16.10 locales (4.10 hora argentina), informó el Instituto de Estudios Geológicos de Estados Unidos (USGS).

“Se confirmaron daños muy cuantiosos, incluidas numerosas víctimas, edificios colapsados e incendios”, declaró a periodistas el primer ministro Fumio Kishida, quien agregó que tienen “que correr contra el tiempo para buscar y rescatar a las víctimas”.

Más de 30.000 casas están sin electricidad en la zona, que registró temperaturas gélidas durante la noche y muchas ciudades no tenían agua potable. “La situación es devastadora, 90% de las viviendas fueron destruidas completamente o parcialmente”, dijo el alcalde de Suzu, Masuhiro Izumiya.

En el aeropuerto de Tokio-Haneda, murieron cinco personas cuando un avión de pasajeros chocó con otro avión de los guardacostas que viajaba a Ishikawa para entregar suministros a las zonas afectadas por el sismo.

Los daños causados por los sismos afectaron sobre todo a las casas antiguas, que suelen ser de madera. El portavoz del gobierno, Yoshimasa Hayashi, señaló seis casos de personas que están en edificios derrumbados en la zona de Ishikawa.

El terremoto se sintió en Tokio, a 300 km de distancia de donde fue cancelado un evento de Año Nuevo con la presencia del emperador Naruhito y su familia.